Ira

La ira es una reacción de irritación, furia o cólera causado por la indignación y el enojo de sentir vulnerados nuestros derechos. 
Características:
1º Se la ha considerado como una emoción moral: se produce ante situaciones de rotura de compromisos, promesas, expectativas, reglas de conducta y todo lo relacionado con la libertad personal.
2º Es un sentimiento displacentero que genera un impulso apremiante por eliminar o dañar al agente causante.
 3º Posee un importante componente motivacional. Es junto con el miedo las dos emociones más intensas y pasionales, y potencialmente la más peligrosa ya que su propósito funcional es el destruir las barreras del entorno. En situaciones extremas puede llegar a generar reacciones de odio y violencia, tanto verbal como física.
4º Se suele presentar una respuesta cerebral materializándose en acciones de ataque o huida ante una amenaza o daño percibidos.
5º La ira es un patrón de comportamiento que conlleva el advertir a posibles agresores, para que paren en su comportamiento amenazante.
6º Los altercados físicos suelen ir precedidos de una expresión de ira, por lo menos, en uno de los participantes.

ACTIVACIÓN
1. Ira instrumental. La empleamos como medio para obtener algo. La conducta agresiva y violenta puede aparecer como una manera de lograr distintos objetivos cuando no hemos sido capaces de lograrlos sin usar la violencia. Esta conducta se asocia a un déficit en habilidades de comunicación y de autocontrol.
2. Ira como explosión. Puede aparecer debido a haber aguantado durante mucho tiempo una situación injusta o perturbadora. Así, las pequeñas frustraciones diarias se van acumulando y, como consecuencia de no expresar nuestro malestar, acabamos estallando en un momento u otro por algo sin importancia, cuando en realidad estaríamos reaccionando a todo lo que nos ha ocurrido previamente. Como nuestra reacción se considera desmesurada intentaremos reprimirnos y aguantar más, en consecuencia nuestra siguiente reacción violenta será mayor y seguiremos en ese círculo vicioso. Para salir de él, el camino no es reprimirnos, sino poder reaccionar de forma inmediata a los problemas y frustraciones, expresándolos de manera adecuada y gestionándolos correctamente. La solución a este tipo de círculos viciosos es manejar adecuadamente la ira, y no ir acumulándola hasta explotar. En ese caso la reacción será más adecuada y comedida porque las razones que nos llevarán a reaccionar serán mucho menores.
3. Ira como defensa. Surge cuando percibimos que nos están atacando o nos enfrentamos a una dificultad. Si nuestra reacción se basa más en la interpretación de las intenciones de los demás que en lugar de los hechos objetivos, es posible que nuestra ira sea poco justificada, y que podamos tener reacciones violentas, desmesuradas y desproporcionadas.
La intensidad de todas las emociones es variable, y en el caso de la ira puede ir desde una ligera irritación hasta una furia intensa.
Esta activación es la que nos empuja a actuar, la principal función de la ira, pero si se mantiene durante mucho tiempo, o si se repite con mucha frecuencia, es muy posible que tenga efectos negativos a medio o largo plazo, ya que esta activación ocasiona un desgaste del organismo que facilita la aparición de diferentes trastornos, tanto más intensa, duradera o repetida sea la manifestación de la ira.
CONSECUENCIAS
1- Acciones estimuladas y controladas por la ira causan el daño de destruir relaciones personales, y principalmente con quien, con más frecuencia, nos relacionamos, la familia y los amigos, siendo posiblemente lo más importantes para la persona.
En muchas ocasiones la gente se enfada con las personas que mejor conoce y con quien más se relacionan. Así se llega a ejercer ira sobre la pareja, los hijos, los padres, los hermanos, los amigos o los compañeros de trabajo. Teniendo manifestaciones inapropiadas.
2- También, la ira puede afectar la vida laboral, y no sólo perturba las relaciones personales con los compañeros, jefes, clientes o empleados, sino que también puede llegar a bloquear a la persona y así limitar su capacidad para tomar decisiones o realizar un trabajo bueno.
En el trabajo pueden surgir situaciones no deseadas como acciones de jefes o de compañeros, clientes exigentes y enfadados, y demás interacciones inadecuadas, en las cuales se pueden interpretar injusticias que crean ira.
Se puede estar en presencia de personas que actúan, de forma que no cumplen las expectativas que se tenía de ellas, incluso de buenos modales y educación. Situaciones así, pueden ocasionar en el personal la perdida de la paciencia y verse llevados a actuaciones con ira e irritación ante lo que estiman que no es justo.
3- “La ira fomenta la ira” y puede provocar una respuesta agresiva por parte de los demás, lo cual, puede agravar en gran medida la situación.
El fin de la ira conduce a la violencia y ésta produce más violencia.
La ira anula la capacidad de pensar y de dar solución a los problemas que la originan.
Al ser la ira una emoción negativa y al darse el enfrentamiento de dos emociones negativas de ira no se puede conseguir ni paz ni comprensión, en esa situación.
Una discusión calurosa es tan sólo una excitación carente de convicción.
4- Las personas en un estado de ira pueden llegar a perder el control, y ocasionar accidentes.
La ira destruye la razón y empuja a la persona a hacer cosas inimaginables. Una persona colérica puede llegar incluso a matar al hombre más venerable y denigrar al más justo con expresiones groseras. Un individuo en estado incontrolado no puede decidir entre lo que debe decir y lo que nunca debería manifestar. No hay maldad que no pueda cometer.
Sin el control de la ira, la persona abusa, insulta e incluso asesina al ser más querido, para luego arrepentirse.
5- Entrar en problemas con las autoridades y/o de tipo legal. Por ejemplo, en el caso de agresiones físicas, o incumplimiento de normas sociales, al actuar bajo estados de ira, sin raciocinio.
6- No se logran objetivos propuestos, por reaccionar enfocándose en personas y situaciones no productivas, que nada tienen que ver con las metas. Aunque esas situaciones o personas generen un mal estar.
En ocasiones se produce una descarga emocional que nos quita la razón delante de los demás y nos aleja de nuestros objetivos y además nos deja mal. Acciones con ira nos suele dirigir en sentido diferente a los objetivos que pretendemos. Con frecuencia esos sentimientos de ira también están basados en simples creencias o pareceres lejos de lo real.
7- Actuaciones bajo estado de ira que generan a posteriori vergüenza, arrepentimiento, distanciamiento, soledad, etc. Suele ocurrir que cuando se realizan hechos en estado de enojo se cause mal a otros, lo que hace que se produzca rechazo.

CONCLUSIONES
El estudio de la ira como fenómeno emocional, su complejidad acorde a la etapa del desarrollo humano y acorde a los aprendizajes personales ha sido fascinante.
Cuando nos dejamos llevar por la ira, la forma en la que nos comportamos deja bien claro a los demás que estamos enfadados, algunas de las conductas que realizamos pueden ser agresivas con respecto a otras personas (gritar, insultar..); otras pueden ser conductas que expresen simplemente que estamos airados (miradas fijas, ceño fruncido, apretar los dientes…). También a nivel interno percibimos muchos cambios físicos que nos hacen sentirnos en tensión o activados de forma intensa: incremento de la tasa cardiaca, aumento de la presión arterial, aumento de la tensión muscular (a veces incluso aparece cierto temblor), la respiración se acelera, etc.
La ira puede ser interna o externa. Lo ideal es manejarla asertivamente y para ello es necesario conocerse y estar atentos a las señales de provocación. El manejo inadecuado de la ira puede llevar a la depresión y otros trastornos afectivos. Existen instrumentos para medir los niveles de ira y su manejo. Se pueden desarrollar y aprender habilidades sociales y de solución de problemas como estrategias para el manejo de la ira.

 

Kawtar Lazrak - 2º BCT