Alcoholismo

http://www.fucsia.co/edicion-impresa/articulo/el-alcohol-mujeres/28874
http://www.fucsia.co/edicion-impresa/articulo/el-alcohol-mujeres/28874

Enfermedad ocasionada por el abuso de bebidas alcohólicas, que puede ser aguda, como la embriaguez, o crónica.

Los síntomas que caracterizan esta enfermedad son:
•    Deseo intenso de beber alcohol.
•   Falta de control sobre el consumo de alcohol, referido tanto a la necesidad de empezar a beber, como a la incapacidad para suspender o reducir este consumo.
•   Beber cuando se está solo, y tratar de ocultar su conducta a las personas de su entorno.
•    Síndrome de abstinencia cuando no se consume, que se caracteriza por un malestar físico intenso que el paciente intenta aliviar bebiendo.
•    Tolerancia. Esto implica que el individuo necesita consumir mayor cantidad de alcohol para lograr los mismos efectos.
•    Lapsus o lagunas en la memoria.
•    Interferencia en la vida cotidiana: por ejemplo aparece un abandono progresivo de otras fuentes de placer, se descuida el aspecto personal, disminuye el rendimiento laboral o académico, o se emplea mucho tiempo para conseguir alcohol o recuperarse de sus efectos.
•    El consumo de alcohol persiste con independencia de sus consecuencias físicas (como el daño hepático o la desnutrición), psicológicas (depresión, ansiedad), del deterioro cognitivo, o de las repercusiones que tenga sobre la actividad laboral, las relaciones familiares y sociales, etcétera.

Una encuesta nacional realizada en 1996 reveló que 11 millones de estadounidenses son bebedores serios (cinco o más bebidas por ocasión en cinco o más días en un mes) en el mes anterior a la encuesta. Las personas con antecedentes familiares de alcoholismo tienen una mayor probabilidad de empezar a tomar antes de los 20 años y de convertirse en alcohólicos. Sin embargo, cualquier persona que empieza a tomar en la adolescencia corre un riesgo mayor; actualmente, 1.9 millones de jóvenes entre las edades de 12 y 20 años se consideran bebedores serios y 4.4 toman hasta embriagarse.
 En 1979 casi el 50% de los jóvenes estadounidenses entre las edades de 12 y 17 años consumían alcohol; en 1996 este porcentaje había descendido a 18.8%. Aunque el alcoholismo se desarrolla por lo general durante los primeros años de la adultez.
Los ancianos no están exentos. De hecho, en un estudio, 15% de los hombres y 12% de las mujeres sobre la edad de 60 años tomaban más que el estándar nacional de consumo de alcohol excesivo.
La mayoría de los alcohólicos son hombres, pero, no obstante, la incidencia de alcoholismo entre las mujeres ha estado aumentando durante los últimos 30 años. Cerca del 3.9% de los hombres son bebedores serios y el 1.9% de las mujeres; 22.8% de los hombres toman hasta embriagarse comparado con 8.7% de las mujeres.
En general, las mujeres jóvenes con problemas de alcohol tienden a seguir los patrones de bebida de alcohol de sus padres. Las mujeres que son alcohólicas tienden a tomar seriamente durante el período premenstrual. Las mujeres tienden a volverse alcohólicas más tarde en la vida que los hombres; sin embargo, los problemas médicos que desarrollan debido al trastorno ocurren casi a la misma edad que los hombres, lo cual sugiere que las mujeres son más susceptibles a la toxicidad física del alcohol.


Las consecuencias que trae el consumo de alcohol para uno mismo y para los que le rodean son variadas:
Psíquicamente la persona que es alcohólica sufre mucho sus consecuencias. Esta tiende a convertirse en una persona solitaria que no le gusta que le repriman su conducta. Cada vez se aísla más y entra en una fase de depresión. Muchas veces la única solución que encuentra es el suicidio. También la persona se vuelve desconfiada, ya que no se acuerda de lo que le dijeron o hicieron los demás. Puede aparecer demencia, ansiedad y episodios de psicosis con posibilidad de delirios y alucinaciones.
El alcoholismo no solo causa numerosos daños en la persona alcohólica, también constituye un problema social. El alcohólico no rinde en el trabajo, y en la mayoría de los casos acaba siendo despedido, por lo que entra a formar parte de un grupo de alcohólicos anónimos que no tienen ni hogar, ni empleo. Esta persona llega a ser rechazada por los demás, ya que resulta molesto y descuidado en su aseo e higiene personal y no puede mostrar un diálogo coherente. Muchos alcohólicos acaban delinquiendo y termina en la cárcel; si son jóvenes abandonan sus estudios.
La persona alcohólica también tiene problemas en el ámbito familiar. Abandona todas las obligaciones domésticas y suele ser agresivo con los familiares. Con su pareja puede llegar a ser muy celoso y con sus hijos puede actuar de manera violenta.

Recomendaciones para su tratamiento:

  • Darse cuenta de que existe el problema.
  • Recurrir a profesionales.
  • Buscar ayuda en la gente cercana.
  • Tener una vida saludable (buena alimentación y deporte).
  •  Acudir a asociaciones.
  • Evitar malas compañías y lugares.
  • Tener autoestima.

Para evitar llegar a este nivel, hay que intentar no caer en el alcohol, si se tienen problemas, se acude a un psicólogo, se habla con la familia o con los amigos pero sin refugiarse en la bebida. Si a pesar de todo, alguien se vuelve alcohólico, las personas de su entorno si quieren ayudarlo deberán tener mucha paciencia porque puede ser una etapa sacrificada.

Paola Rubiales - 2º BCT