Trastorno obsesivo compulsivo

El TOC es un trastorno perteneciente al grupo de los trastornos de ansiedad caracterizado por tener:
•    Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido.
•    Compulsiones: son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente.
Tipos de TOC:
Hay hasta 8 tipos distintos de trastornos obsesivos compulsivos según los rituales predominantes en cada afectado, que son:
•    Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
•    Verificadores: las que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
•    Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en las ejecuciones de acciones repetitivas.
•    Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.
•    Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
•    Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivas con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
•    Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores.
•    Sexuales: consiste en pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser homosexual.

Síntomas:
Las personas con TOC tienen pensamientos, impulsos o imágenes mentales repetitivos que causan ansiedad. Estos son llamados obsesiones. Algunos ejemplos son:
•    Miedo excesivo a los microbios.
•    Pensamientos prohibidos relacionados con el sexo, la religión, o sobre dañar a otros o a sí mismos.
•    La necesidad de que exista orden.
También realizan comportamientos repetitivos en respuesta a sus pensamientos y obsesiones. Los ejemplos incluyen:
•    Verificar una y otra vez algunas acciones (como apagar las luces y cerrar la puerta).
•    Ordenar las cosas de una cierta manera.
•    Lavarse las manos repetidas veces para evitar una infección.
•    Repetir las palabras en silencio.
•    Rezar en silencio una y otra vez.
No todas las personas que tienen hábitos o rituales que disfrutan realizar tienen TOC; sin embargo, la persona con TOC, a diferencia del resto de personas:
•    No es capaz de controlar sus pensamientos o comportamientos, incluso cuando entiende que son excesivos.
•    Dedica al menos una hora del día a estos pensamientos o comportamientos.
•    No obtiene placer de realizar un comportamiento o ritual, más allá de un breve alivio de la ansiedad, tal vez.
•    Tiene grandes problemas en la vida diaria debido a estos pensamientos o rituales.
Las personas con TOC también pueden tener un trastorno de tic, como:
•    Parpadear demasiado.
•    Muecas faciales.
•    Encoger repetidamente los hombros.
•    Sacudir constantemente la cabeza.
•    Hacer ruidos de inhalación, o gruñidos repetidamente.
El principal síntoma de este tipo de trastorno es la ansiedad, que suele ser intensa y afectar a su vida cotidiana. Tratan de calmarla con actos compulsivo, pero éstos sólo consiguen aliviarla instantáneamente para reaparecer rápidamente. Como todos los trastorno de ansiedad, su evolución a largo plazo puede acompañarse de trastornos del humor y acabar en un síndrome depresivo, con tristeza, anhedonia, insomnio, irritabilidad, ideas de culpa…

Población a la que afecta:
El TOC en niños comienza entre los 7 a 10 años y tiene una prevalencia de entre 0,3 al 1,9 por ciento en niños y adolescentes. Un 33 por ciento de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio. Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres pueden creer que el niño los hace para fastidiarles.
El TOC es más frecuente de lo que se creía hace años. Se calcula que aproximadamente el 2 por ciento de la población lo padece. Esta cifra incluye la estimación de pacientes que encubren su enfermedad y que todavía no han sido diagnosticados.

Consecuencias para su vida diaria y para los que viven con él:
La principal consecuencia es el sufrimiento, derivado de la ansiedad , síntoma principal. Este sufrimiento se ve aumentado por una autoestima baja, que facilita la aparición de éste y otros trastornos psicológicos y, a la vez, se ve agravada por él. Tanto la ansiedad como la autoestima baja complican la relación con el entorno ( académico, emocional, social, familiar…) dificultando las relaciones interpersonales y aumentando con ello la ansiedad, haciendo del problema un círculo vicioso:ansiedad – baja autoestima – dificultad de relación – más ansiedad. Cuando afecta a niños en edad escolar puede afectar al rendimiento académico y a su socialización, mientras que cuando afecta a adultos puede afectar a su rendimiento profesional, sus posibilidades de promoción y su vida sentimental.
Las personas que conviven con el enfermo deben conocer el problema para mejorar la comprensión de sus acciones y así facilitar las relaciones interpersonales, debiendo intentar controlar la ansiedad que una persona con un trastorno obsesivo-compulsivo puede provocar a su alrededor

Tratamientos recomendados:
La mejor forma de tratar el TOC es buscar ayuda profesional. El tratamiento puede ayudar a controlar las obsesiones y a evitar los comportamientos compulsivos. Este puede consistir en tratamientos psicológicos, en medicamentos o en una combinación de ambos.

Escribir los pensamientos obsesivos, en lugar de intentar reprimirlos, puede ayudar a controlarlos mejor. De hecho, al tratar de alejar un pensamiento, suele suceder lo contrario: más viene este a la mente. Por otra parte, se debe tratar de resistir el impulso de poner en práctica las ideas o conductas compulsivas, ya que, cada vez que se lleven a cabo, crecerá en el sujeto la certeza de que dicha acción es capaz de evitar que sucedan cosas malas.
 Es fundamental no consumir drogas recreativas ni alcohol para controlar los sentimientos, ya que esto puede afectar de forma negativa a la salud y al bienestar. Algunas personas consideran que las técnicas de relajación o los ejercicios las ayudan a reducir su nivel de ansiedad.
Terapia de conversación: Los tipos de tratamiento de conversación más eficaces para el TOC son aquellos que ayudan a la persona a adaptar su comportamiento o su forma de pensar (cognición).
 La terapia cognitivo-conductual (TCC) suele ser lo primero que se recomienda. Esta consiste en sesiones con un terapeuta (en persona o por teléfono), ya sean en forma individual o grupal. Por lo general, el terapeuta sugerirá un tipo de tratamiento llamado “terapia de exposición y prevención de respuesta”.
 Esta consiste en aprender gradualmente a enfrentarse a la situación que produce temor (exposición), sin recurrir al comportamiento compulsivo habitual para manejar la ansiedad (prevención de respuesta). Por ejemplo, si su obsesión es la limpieza, su terapeuta podrá pedirle que use un teléfono público, o bien que toque un picaporte sin lavarse las manos después.
 Si bien muchos consideran que la terapia de exposición y prevención de respuesta es angustiante en un principio, poco a poco la ansiedad asociada a la situación va cediendo, a medida que la persona empieza a enfrentarse a sus temores. La cantidad de sesiones que necesite dependerá de la gravedad del TOC del que esta padezca.
Medicamentos:
Un médico de cabecera o un psiquiatra puede recetar medicamentos para tratar el TOC. Los medicamentos más eficaces tienden a restablecer el equilibrio de la serotonina en el cerebro. Estos fármacos, como los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS), también se utilizan para tratar la depresión, y funcionan disminuyendo la sensación de ansiedad. Otra opción es la clomipramina (Anafranil), que es un tipo diferente de antidepresivo.
Para ver una mejoría, deberán transcurrir, por lo menos, 12 semanas a partir de la fecha en que empiece a tomar el medicamento contra el TOC. El médico puede incrementar la dosis inicial, si esta no funciona. El sujeto eberá seguir tomando el ISRS durante un año, por lo menos. Las reacciones a los ISRS varían según la persona, así que es posible que  él/ella deba probar distintos medicamentos hasta encontrar el indicado. Si va a dejar de tomar el medicamento, por lo general se le indicará que lo haga gradualmente, ya que los síntomas pudieran reaparecer una vez que lo suspenda.
Tratamiento hospitalario:
La mayoría de las personas que padecen de trastorno obsesivo-compulsivo no son hospitalizadas, a menos que tengan otro problema de salud mental, por ejemplo, un trastorno alimentario o esquizofrenia. Si sus síntomas son muy graves y no puede cuidarse adecuadamente, o si tiene pensamientos suicidas, su médico puede sugerirle otro tratamiento.
La cirugía cerebral no se recomienda como tratamiento para el TOC. No obstante, en ocasiones muy contadas, si el trastorno obsesivo-compulsivo es grave y los demás tratamientos no han funcionado, es posible que se indique una cirugía. Su médico deberá evaluar primero si la persona está en condiciones de ser operada. Antes de someterse a una cirugía, esta deberá dar su consentimiento.

Conclusiones:
El TOC es un trastorno de ansiedad caracterizado por ideas obsesivas (reconocidas por el enfermo como ideas extrañas a él y absurdas que no puede evitar) y actos compulsivos que tienden a evitar esta ansiedad sin conseguirlo. Se puede complicar con síntomas depresivos que pueden llegar a ser graves.
Es una trastorno que puede tener una importante repercusión sobre la persona que lo sufre, afectando a su autoestima, provocando un enorme sufrimiento, dificultando sus relaciones interpersonales y afectando a su rendimiento escolar, profesional, a su vida familar y a sus relaciones sociales y sentimentales.
Su tratamiento es complejo y necesita la interacción de terapias psicológicas y farmacológicas, siendo un tratamiento a largo plazo, lento y difícil , pero que tiene altas tasas de mejoría y se beneficia enormemente de la comprensión de las personas cercanas al individuo.
Su pronóstico a largo plazo depende de la gravedad en el momento del diagnóstico y de los posibles problemas psicológicos subyacentes, así como de la adherencia al tratamiento, pero , en general tiene un pronóstico bueno.

 

David León - 2º BCT